EDITORIAL NÚMERO 3
La educación inclusiva es un proceso, que se caracteriza por la ponderación de un conjunto de principios que promuevan el acceso, la participación y el logro educativo a todas las personas, en particular a aquellas en diferentes condiciones subjetivas y situaciones sociales (permanentes o transitorias) en las que puedan ser vulnerados sus derechos.
Es un proceso que pretende eliminar las posibles barreras que se presenten al aprendizaje y la participación plena y activa en la trayectoria educativa. En una propuesta educativa, puede ser desde la falta de un material en formato accesible hasta la forma de presentación de pruebas o evaluaciones y la falta de contextualización. Es importante, entonces, contar con información disponible sobre aquellas barreras que se presentan en cada centro educativo, a fin de trabajar colectivamente para su eliminación.
En tal sentido, para el trabajo en clave de accesibilidad pedagógica, se propone la perspectiva del Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA).
Implementar esta perspectiva implica crear entornos de aprendizaje que incluyan a todas y todos los estudiantes de un aula, a sus diversas necesidades y modos de ser y estar en el centro educativo, manteniendo las expectativas elevadas, ofreciendo un abanico de posibilidades que permita alcanzarlas y generar nuevas. Dicho enfoque no implica dejar de lado el uso de herramientas de apoyo, del trabajo articulado con otros espacios dentro y fuera de los centros, así como el uso de materiales de apoyo específicos.
Promover la utilización de diferentes formatos en el desarrollo de nuestras prácticas educativas genera una puerta de entrada mucho más amplia para una implicación con sentido para los participantes, fomentando las condiciones para que se sienta reconocido y a su vez, se reconozca como estudiante. Esto requiere de una mirada transversal, desde la planificación hasta las instancias de evaluación, de la ponderación de los aspectos didácticos hasta la jerarquización de actividades para el desarrollo de los procesos cognitivos propios de un enfoque curricular competencial.
Esta nueva entrega de Impresiones Educativas propone un recorrido que busca complejizar lo anterior, analizando desde lo conceptual y lo experiencial como la educación inclusiva se abre paso, como la pluralidad que habita nuestras aulas tienen experiencias de aprendizaje significativas y cómo, en suma, se hace posible el objetivo de una educación en la que nadie quede afuera.
La educación inclusiva es un proceso, que se caracteriza por la ponderación de un conjunto de principios que promuevan el acceso, la participación y el logro educativo a todas las personas, en particular a aquellas en diferentes condiciones subjetivas y situaciones sociales (permanentes o transitorias) en las que puedan ser vulnerados sus derechos.
Es un proceso que pretende eliminar las posibles barreras que se presenten al aprendizaje y la participación plena y activa en la trayectoria educativa. En una propuesta educativa, puede ser desde la falta de un material en formato accesible hasta la forma de presentación de pruebas o evaluaciones y la falta de contextualización. Es importante, entonces, contar con información disponible sobre aquellas barreras que se presentan en cada centro educativo, a fin de trabajar colectivamente para su eliminación.
En tal sentido, para el trabajo en clave de accesibilidad pedagógica, se propone la perspectiva del Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA).
Implementar esta perspectiva implica crear entornos de aprendizaje que incluyan a todas y todos los estudiantes de un aula, a sus diversas necesidades y modos de ser y estar en el centro educativo, manteniendo las expectativas elevadas, ofreciendo un abanico de posibilidades que permita alcanzarlas y generar nuevas. Dicho enfoque no implica dejar de lado el uso de herramientas de apoyo, del trabajo articulado con otros espacios dentro y fuera de los centros, así como el uso de materiales de apoyo específicos.
Promover la utilización de diferentes formatos en el desarrollo de nuestras prácticas educativas genera una puerta de entrada mucho más amplia para una implicación con sentido para los participantes, fomentando las condiciones para que se sienta reconocido y a su vez, se reconozca como estudiante. Esto requiere de una mirada transversal, desde la planificación hasta las instancias de evaluación, de la ponderación de los aspectos didácticos hasta la jerarquización de actividades para el desarrollo de los procesos cognitivos propios de un enfoque curricular competencial.
Esta nueva entrega de Impresiones Educativas propone un recorrido que busca complejizar lo anterior, analizando desde lo conceptual y lo experiencial como la educación inclusiva se abre paso, como la pluralidad que habita nuestras aulas tienen experiencias de aprendizaje significativas y cómo, en suma, se hace posible el objetivo de una educación en la que nadie quede afuera.