La inclusión como desafío experiencia educativa con niños sordos en el Liceo N° 5 de Salto.17/7/2018 Equipo de Dirección En nuestro departamento, hasta el año 2001, se condicionaba a los alumnos sordos a formarse en algún oficio, como ser carpintería para los varones, y corte y confección para las niñas, situación que además tenía una clara determinación de género. En el año 2002, se inicia en nuestra institución una experiencia de inclusión de una alumna sorda al Primer Año de Educación Secundaria que lo aprobó con éxito y al año siguiente se incorpora el segundo caso. En la actualidad asisten catorce alumnos sordos, distribuidos en los grupos de Primero a Cuarto Año de la siguiente manera: cinco estudiantes en Primer Año, dos en Tercero y siete en Cuarto. «Una misma comprensión de la práctica educativa, una misma metodología de trabajo no operan necesariamente de forma idéntica en contextos diferentes.»(Paulo Freire, 2001). La intervención es histórica, es cultural, es política. Es por eso que insistimos en que las experiencias no pueden ser trasplantadas sino reinventadas. Desde que asumimos la Dirección del Liceo N.° 5 Arq. «Armando I. Barbieri» de Salto nos encontramos con una nueva realidad para nosotros: la educación para estudiantes sordos y un liceo que integra, pero que no se apropia en la práctica de políticas inclusoras pedagógicas y sociales. Si bien existe una amplia experiencia en educación para sordos nos preocupan algunas prácticas. La educación para sordos, como toda práctica que aborda las diferencias, elude el debate educativo profundo y así induce, inevitablemente, a las bajas expectativas pedagógicas, responsabilizando los bajos rendimientos de los alumnos sordos a supuestas culpas naturales, cuando en realidad debería plantearse la discusión sobre las prácticas institucionales y las metodologías áulicas. Uno de los elementos determinantes en el proceso de enseñanza-aprendizaje, es la evaluación, que, por sí misma, constituye un tema de debate por los aspectos que involucra en su práctica. La evaluación generalmente mide solo resultados, lo que es una vertiente negativa del conocimiento, cuantitativa, subjetiva y descontextualizada, sin teoría, con herramientas inadecuadas, y a veces sin ética, que tan solo para controla y conserva. La educación de estos estudiantes no solo reproduce este aspecto, sino que además lo acentúa (a lo que se suma la sordera como una característica limitante). «Los jóvenes son evaluados al margen de los contextos en que los objetos le son significativos.»(Lissi, Ma. Rosa y González, Maribe, 2012). Esto provoca las diversidades en la formación de las inteligencias, originadas en las prácticas socio culturales en las que participan los jóvenes, e incluso legitima como naturales las diferencias entre lo que pueden y no pueden hacer. Es así que el alumno sordo, el observador oyente y los compañeros no logran conformar unidades pedagógicas coherentes dentro del sistema de evaluación. No solamente deseamos plantear la evaluación como práctica y las dificultades que ella presenta, sino además la comunicación lenguaje, como otro aspecto fundamental para el aprendizaje. «Los alumnos sordos tienen una cultura, instrumentos, modos de organización y formas de ver el mundo» (Skliar, Carlos 2003) ; que generalmente no son admitidos o reconocidos como tales por los oyentes, o sea la institución. Por eso, consideramos que deberíamos tener una nueva propuesta institucional que también se convierta en nuestro desafío, nuevos profesores (aunque sean los mismos) y, por ende, nuevos sordos, a través de las transformaciones de nuestras prácticas áulicas. Esto nos enfrenta a un problema clave que es el lingüístico, en tanto vehículo histórico fundamental en el proceso de socialización y aprendizaje. Por este. Motivo, nuestro proyecto de centro, para el presente año, establece como uno de sus objetivos principales la promoción y desarrollo de la lengua de señas a nivel institucional. Para ello, hemos establecido dos instancias: 1- a nivel institucional se destinará un espacio en la Coordinación de Centro para el aprendizaje de Lengua de Señas, en acuerdo con la Asociación de Sordos, que involucre a todos los actores institucionales. «Nadie es si prohíbe que otros sean.» 2- A nivel áulico, los alumnos sordos serán partícipes del proceso de cambio y adquirirán un papel activo como enseñantes de su propia lengua a sus pares. Las instituciones educativas debemos asumir el rol protagónico en el proceso de cambio y autonomía que nos permitirá desarrollar políticas inclusivas adecuadas y pertinentes, así como, en el caso de cereso, utilizar los recursos técnicos, pedagógicos y didácticos. Concluimos afirmando que en la educación los problemas no son teóricos sino prácticos, lo cual nos exige transformar nuestras prácticas áulicas. Referencias bibliográficas Freire, P, (2001) Política y educación. San Pablo. Siglo XXI Freire, P, (2007) La educación como práctica de la libertad. México. Siglo XXI Lissi, M., González, M. (2012). -El enfoque bilingüe en la educación de sordos: su implicancia para la enseñanza de aprendizajes de la lengua escrita. Santiago de Chile. Skliar, C. (2003) La educación de los sordos: http://www.escritorioeducacionespecial.educ.ar/datos/recursos/pdf/skliar-educacion-sordos-2003.pdf Consultado el 13/06/18.
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